Surcos
Amaneció con ganas de algunas diferencias
De moverse de lugar
Cansada de la inercia del surco aprendido y hecho carne,
Del patrón de lo mismo lomismo lomismo lomismo.
Amaneció con ganas de nuevo.
Con ganas de escribir hojas y hojas
Con palabras y vivencias
Que suelten y enreden una nueva forma.
Quiso, así, saltar el trampolín y disfrutar la caída
Subir la montaña y aprender en su escalada
Amar en un movimiento caóticamente rítmico
Llorar cada emoción que la habita.
Anocheció entonces, con ganas de bailar libre
y sentir la brisa
Caminar sin rumbo, solo por caminar
Abrir la puerta para ir a jugar
Saltar los charcos y mojar la risa.
Esto de encontrarse era un tiempo nuevo para ella.
Encontrarse con ella, con su sentir, con los sentires de otros y simplemente quedarse ahí sosteniendo la experiencia vital.
El tiempo había pasado muy rápido y sus maneras de responder a lo que acontecía fueron óptimas para un momento dado de su vida.
¿Cómo es que de repente eso ya no sirve? ¿Cómo es que emerge la necesidad de la actualización?
A veces las señales son confusas o están teñidas de frustración, de proyectos que no se mueven, de relaciones que no funcionan, de dolores crónicos de espalda, de deseos aparentemente inalcanzables.
Y así, como cuando hay algo que tiene que suceder y arrasa con la fuerza de lo inevitable,
la vida puso en su camino dolores profundos y quemantes.
Trajo con el caos del huracán todo lo que no quería ver y con la posterior calma trajo la potencia de lo que es.
Entonces, la inercia del surco conocido se frenó.
¿si no es así como?
Las preguntas vitales se instalaron para desterrar certezas muertas.
Así sobrevino, emergió la necesidad de nuevas formas.
Paralizada, al principio, sus pies no eran capaces de moverse.
Sin surco ¿dónde es que hay que pisar? La incertidumbre se acomodó a su lado cual amante compañera incondicional.
Cautelosa, luego, sus pasos fueron creando nuevas huellas impensadas,
sorprendente metamorfosis del ser.
Se animó a danzar con monstruos, que también como buenos compañeros le trajeron luz sobre tesoros escondidos.
Y así, encontrarse
en las formas infinitas,
en la simpleza,
en el hacer espacio,
en el dar lugar ,
en los nuevos surcos conscientes…
El todo en la punta de la lapicera acurruca pequeños trozos de luz
las partes se tocan y danzan un encuentro mágico de gestos
el silencio amigo del nosé sabio maestro del tiempo
se eleva buscando a tientas la muerte profunda del yasé
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